Salamandra gigante americana
Salamandra gigante americana
Con más de sesenta y un centímetros de largo, la salamandra americana gigante (Cryptobranchus alleganiensis) es la especie de salamandra más grande de América del Norte.
La población de salamandras americanas gigantes ha estado disminuyendo en los últimos treinta años y, en algunas partes de su zona de distribución, desapareció por completo. Los investigadores piensan que puede deberse a que necesitan agua fresca y limpia, y gran parte de su hábitat ha sido degradado por la actividad humana. Hay otro motivo de alarma para los investigadores de la salamandra americana gigante: un hongo patógeno que puede devastar las poblaciones de salamandras si llega a América del Norte.
Hasta el momento, la investigación indica que las salamandras americanas gigantes pueden sobrevivir a este hongo. Pero las probabilidades son menores si ya están estresadas por la degradación ambiental.
Las secreciones mucosas supuran de la piel de una salamandra gigante de 61 cm mientras espera en un cubo a que la midan, le tomen una muestra y le instalen un rastreador. “Llenará un cubo entero de moco”, señaló a Mongabay Becky Hardman, doctora en medicina veterinaria.
La salamandra americana gigante es la salamandra más grande de América del Norte, vive más de treinta años y, en estos momentos, tiene la atención de decenas de mentes dedicadas, como la de Hardman, en todo Estados Unidos.
Las salamandras también comen la mayoría de los insectos y gusanos que rompen y liberan el carbono de las hojas caídas. En consecuencia, según algunos cálculos, las salamandras son responsables de mantener 179 lb de carbono por acre contenido, lo que mitiga los efectos del cambio climático.
Entonces, ¿qué hay sobre la salamandra americana gigante específicamente? No solo son curiosidades grandes y carismáticas, sino que su salud nos puede contar mucho sobre la salud del agua donde viven. Las salamandras americanas gigantes respiran por la piel. Los pliegues ondulados, similares a la lasaña, a lo largo de su cuerpo, le dan una mayor superficie a través de la cual pueden sacar oxígeno directamente del agua.
Por lo tanto, las salamandras americanas gigantes necesitan agua limpia, fresca y caudalosa para sobrevivir. Debido a esta característica singular, su presencia, salud y supervivencia en una corriente de agua puede ser un indicador de la calidad del agua y de la salud de esa corriente; una especie de efecto “canario en la mina de carbón”. Si las salamandras americanas gigantes están en malas condiciones, es probable que la corriente de agua también lo esté.
La zona de distribución histórica de la salamandra americana gigante del este incluye gran parte de las corrientes de agua en el este de EE. UU., dentro de los desagües de Ohio y de Misisipi. Esto era, principalmente, el norte de Alabama, noreste de Misisipi y norte de Georgia, pasando por Pensilvania y hasta el sur de Nueva York. La disminución de la población de la salamandra americana gigante ha sido detectada desde la década del ochenta en el este de EE. UU. y, aunque la zona de distribución se retrajo un poco, los investigadores están advirtiendo cantidades menores a lo largo de la zona de distribución con extinciones locales esporádicas, en especial en zonas con bosques de amortiguamiento reducidos. La situación parece ser peor en Misisipi y en Alabama, donde las salamandras americanas gigantes no han sido vistas con vida por cuatro años.
La salamandra Ozark (Cryptobranchus alleganiensis bishopi) es nativa de los montes Ozark en Misuri y Arkansas. Esta subespecie está catalogada como En peligro de extinción en el país y ha desaparecido de casi todas las corrientes de agua donde habitaba.
Más recientemente, las salamandras Ozark de Arkansas comenzaron a aparecer con lesiones extrañas en la piel y con deformidades (o desaparecieron por completo), y los científicos como Deb Miller del Center for Wildlife Health de la Universidad de Tennessee comenzaron a darse cuenta. Le pidió a Becky Hardman que se uniera a ella para investigar las causas de estas disminuciones y para controlar las poblaciones de la salamandra Ozark en Arkansas y de la salamandra americana gigante del este en Tennessee. Este trabajo pronto se convirtió en la investigación de doctorado de Hardman en la Universidad de Tennessee Knoxville.
En respuesta a esto último, parece que sí. Hardman y su equipo miden peso y longitud, toman notas sobre lesiones y deformidades, sacan una muestra pequeña de piel y recogen otra muestra de piel con un hisopo para observar patógenos y microbios de la piel. En algunos individuos, les implanta quirúrgicamente un radiotransmisor para aquellos equipos de investigación que quieren evaluar de manera más precisa el uso del hábitat y los movimientos de la salamandra americana gigante.
Si bien la investigación continúa, lo que ella puede afirmar es que la calidad del hábitat es importante. En general, las enfermedades aumentan en hábitats más degradados. Por lo tanto, mientras que una salamandra americana gigante en una corriente de agua saludable puede resistir al Bd., un animal estresado por el agua sucia tiene mayor probabilidad de sufrir.
En el laboratorio del Center for Wildlife Health, en la Universidad de Tennessee Knoxville, los científicos Matt Gray y Deb Miller están estudiando los efectos de Bd, Bsal y ranavirus (otro asesino de anfibios) en salamandras americanas gigantes jóvenes.
Hasta el momento, las salamandras americanas gigantes jóvenes pueden infectarse, pero no mueren por la exposición al Bsal. Estas son noticias prometedoras para la salamandra americana gigante, pero los efectos de la enfermedad pueden variar en el ámbito silvestre, en especial en una situación donde los hábitats degradados y el agua sucia están estresando a las salamandras americanas gigantes y debilitando sus defensas.
En colaboración con el proyectos de recuperación de la salamandra americana gigante en Tennessee, Michael Freake, de la Universidad Lee, monitorea la salamandra americana gigante del este y estudia su genética y conservación. Hace poco, Hardman y Freake se unieron a Bill Sutton, investigador y profesor adjunto en la Universidad estatal de Tennessee, para aumentar la cantidad de salamandras americanas gigantes saludables al moverlas de lugar. El equipo planea reubicar físicamente a adultos saludables de corrientes de agua donde hay una población floreciente de salamandras americanas gigantes en corrientes de agua sin población o con poblaciones decrecientes, donde, en teoría, deberían poder prosperar.
Este enfoque difiere del de otros investigadores, quienes criaron salamandras americanas gigantes en cautiverio y las reintrodujeron en el hábitat silvestre. Las salamandras de laboratorio se comportan de manera diferente, según explica Freake, y pueden tener menos posibilidades de sobrevivir que las salamandras americanas gigantes con experiencia en la vida silvestre.
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